La importancia de los imanes en la almazara
La llegada de la aceituna a la almazara marca el inicio del proceso de elaboración del aceite de oliva. Aunque en el campo ya se realice una primera limpieza con cribas, el fruto arriba todavía acompañado de impurezas como hojas, ramas e incluso partículas metálicas que deben eliminarse antes de la molturación. Para ello, se emplean limpiadoras y lavadoras, pero existe un elemento casi invisible y al mismo tiempo esencial: los separadores magnéticos.
Estos dispositivos, que pueden presentarse en forma de parrillas magnéticas para tolvas o barras instaladas en puntos estratégicos, cumplen una misión clave: retener pequeñas partículas de hierro que podrían dañar las máquinas o, peor aún, contaminar el aceite de oliva.
Un aliado en la seguridad y la calidad
En una almazara, el uso de imanes no es un simple complemento, sino un sistema de protección imprescindible. Elementos como tornillos, clavos, alambres o incluso cartuchos de escopeta, arrastrados accidentalmente con la aceituna, pueden generar serios problemas. No disponer de un sistema magnético supondría correr el riesgo de que estos objetos entren en los molinos, provoquen averías costosas y, además, liberen óxido que afecte a la calidad del aceite.
Por eso, los imanes se colocan habitualmente en dos zonas estratégicas: a la salida de las tolvas de almacenamiento y en la entrada de los molinos. En este último punto, su papel es crítico, ya que evita que los cuerpos metálicos accedan al corazón del proceso de molturación.
Cómo funcionan los separadores magnéticos
Los filtros magnéticos están diseñados para capturar partículas metálicas de manera eficiente. Se fabrican generalmente en acero inoxidable no magnético, con barras o placas que contienen imanes permanentes de gran potencia. Estos no consumen energía, son duraderos y requieren únicamente labores periódicas de limpieza para mantener su eficacia.
La forma más común en almazaras son las placas magnéticas: robustas, compactas y de fácil mantenimiento. Su campo magnético se distribuye por toda la superficie, asegurando la máxima atracción. Además, al ser dispositivos pasivos, no generan gasto energético, lo que los convierte en una solución económica y sostenible.
Beneficios directos en el aceite de oliva
El uso de imanes no solo protege la maquinaria, sino que también garantiza la higiene y los estándares de calidad del producto final. La presencia de partículas metálicas podría alterar parámetros tan importantes como el sabor, el olor o la estabilidad del aceite. Asimismo, los sólidos férricos favorecen la humedad y con ello fermentaciones indeseadas que comprometen la conservación.
De este modo, los sistemas magnéticos se integran en un conjunto de medidas destinadas a asegurar que el aceite de oliva virgen extra conserve intactas sus propiedades organolépticas y su prestigio internacional.
Mantenimiento y protocolos
La eficacia de estos separadores depende de su correcta limpieza y revisión. Los operarios deben establecer protocolos para retirar regularmente los desechos adheridos, especialmente al final de cada ciclo de molturación de una tolva. Una acumulación excesiva de partículas podría reducir la eficacia del imán e incluso provocar que los elementos se desprendan y acaben en el molino.
Conclusión
Los imanes en las almazaras representan una tecnología sencilla pero decisiva. Gracias a ellos, se evita la contaminación férrica, se protege la maquinaria y se asegura un aceite de oliva de máxima calidad. En definitiva, constituyen un ejemplo claro de cómo las aplicaciones magnéticas se ponen al servicio de la tradición oleícola, combinando innovación y seguridad en cada gota de aceite producido.